Por Pedro Lichtle*
El sector turismo en México está sufriendo como muchos otros sectores una crisis profunda como consecuencia de la pandemia ocasionada por el COVID-19 y la desaceleración de la economía mundial. Sin embargo, debe ser considerado como prioridad nacional al ser uno de los principales componentes del Producto Interno Bruto y una de las principales fuentes de ingreso de divisas en México.
De no hacerlo, se corre el riesgo de limitar el desarrollo del país y, principalmente, de aquellas economías y poblaciones locales que dependen en mayor medida de dicha actividad. Si bien esto es un problema en sí, no se puede negar la realidad del país, la cual demuestra que el turismo representa una oportunidad de desarrollo, a veces la única ante la falta de oportunidades.
En un análisis reciente, que puede ser encontrado en mis redes sociales bajo el mismo título de está publicación, hago una revisión sobre la evolución de la actividad turística en México momentos antes de la pandemia y tras su aparición, lo que permite identificar algunos cambios de comportamiento de la actividad en México, el escenario de política pública y el contexto del turismo ante la incertidumbre generada por la misma.
Con base en el análisis, planteo que, a pesar de la relevancia del sector, la situación actual resulta paradójica al observarse que las políticas nacionales para fortalecer el turismo en México han sido debilitadas. Situación que obliga a gobiernos locales y demás actores en el sector turístico a trabajar de manera coordinada, más profesional y basada en evidencia, para planear nuevas políticas públicas, diseñar nuevos esquemas de promoción y comercialización, así como transformar al sector bajo los nuevos cánones del turismo.
Como resultado de ello, deberá privilegiarse el turismo sostenible, protegerse el turismo doméstico y fortalecerse la resiliencia del sector. Algunas de las acciones y herramientas necesarias deben ser el ordenamiento y la regularización de la oferta turística, la adopción de dinámicas de turismo regional y la transformación digital incluyente del sector.
Tener un conocimiento sólido del destino, con un ordenamiento claro, sin duda propiciará la coordinación y gestión regional de la oferta y demanda turística. Contar con estrategias regionales permitirá generar una mayor atracción del turismo, promover la sustentabilidad y diversificar mercados. La transformación digital impulsará las condiciones establecidas en los destinos y de los viajeros para generar una mayor derrama económica en beneficio del desarrollo de la comunidad.
El COVID-19 es un parteaguas en la dinámica del mundo, pero sobre todo debe ser un punto de partida para la transformación de la actividad turística en México. El gobierno mexicano debe asumir un compromiso mayor con ello y reconocer que el turismo no es una industria del ocio, sino una actividad económica, de las más importantes en el país, y la única alternativa de vida para millones de mexicanos. Así, se fomentará una nueva visión del turismo, el cual no sólo será una fuente de ingresos para México, sino se establecerá como protector del medioambiente, solidario con los trabajadores y sus familias, promotor de la demanda interna y generador de desarrollo en México.
*Director General
Consultoría en Políticas para la Innovación
@pedrolichtle