«La población general no sabe lo que está ocurriendo y ni siquiera sabe que no lo sabe» – Noam Chomsky
Por Samuel Zapata
En la actualidad, disponer de información continua y, sobre todo, confiable, es fundamental para tomar mejores decisiones. Por ejemplo, si conocemos cuál será el estado del clima antes de salir de casa, nos ayudará a tomar la decisión de si llevamos un abrigo o si necesitamos salir con mayor anticipación para llegar a nuestro destino, ante la posibilidad de chubascos que puedan entorpecer el tránsito.
Estar informado en todo momento ayuda no sólo a tomar una decisión instantánea, sino también a mediano/largo plazo y bajo situaciones más complejas. Para éstas, no es suficiente revisar una app o las redes sociales, es necesario contar con métodos más sofisticados.
En ocasiones, la naturaleza del problema (como en este caso el COVID-19) requiere aún más de datos confiables y precisos para obtener información que oriente la toma de decisiones, la cual se tendrá que buscar en fuentes de información confiables como gobiernos, universidades, instituciones internacionales o medios de comunicación reconocidos.
Adicionalmente, es imprescindible conocer la opinión de las personas que viven o están inmersos en la situación que queremos conocer, es decir, realizar una encuesta que nos permita complementar la información para poder tener un panorama más amplio de lo que está sucediendo.
Pero antes de entrar al tema, debemos entender qué es una encuesta. Según el catedrático español Manuel García Ferrando, en su libro “El análisis de la realidad social. Métodos y Técnicas de investigación”, define a una encuesta como:
“Una investigación realizada sobre una muestra de sujetos representativa de un colectivo más amplio, utilizando procedimientos estandarizados de interrogación con intención de obtener mediciones cuantitativas de una gran variedad de características objetivas de la población-, es decir, la recopilación de información y datos a través de un instrumento de captación que permite contar con información valiosa para tomar nuevas y mejores decisiones a corto, mediano o largo plazo”.
Encuestas, ante el COVID-19
Para conceptualizar la idea de utilizar a la encuesta como un complemento de información para la población, abordaremos la situación que nos afecta hoy en día: la pandemia. En México, el gobierno federal da a conocer día a día estadísticas puntuales sobre el número de contagios, los enfermos recuperados y los decesos. Sin embargo, esto no parece ser suficiente para que la población tenga una sólida comprensión sobre el riesgo de contagio.
Ante lo expuesto, ¿cómo podría ayudar en este caso una encuesta?
Una encuesta, mediante baterías de preguntas específicas sobre algún tema en particular, nos permite conocer el pulso de la población. De esta manera, si el gobierno federal realiza una encuesta sobre la opinión que la gente tiene sobre el COVID-19, se podría conocer cuál es la percepción de las personas ante la pandemia y las necesidades principales de la población objeto de estudio, siempre bajo un nivel de confianza y error que estamos dispuestos a asumir. Gracias a lo anterior, sería posible realizar un planteamiento adecuado sobre la mejor estrategia para informar a la población y de diseñar una política pública adecuada.
Algunos ejemplos
Al día de hoy, en nuestro país, distintas empresas de investigación han realizado encuestas que son complemento para ampliar el panorama de la pandemia COVID-19. Tal es el caso de Mitofsky que, del 10 al 12 de Julio de 2020, realizó la vigésima tercera encuesta nacional “El Coronavirus en México”, en la que aborda distintos temas acordes a la percepción del contagio, morbilidad, temas sociales, entre otros (gráficas 1 y 2).
Por otra parte, el gobierno federal cuenta con el sitio www.coronavirus.gob.mx. A la primera quincena de julio, el número de casos acumulados confirmados es de 317,635 (46.14% mujeres y 53.86% hombres) aunque, como se muestra en la gráfica 3, los nuevos casos confirmados en el país están a la baja. No obstante, y basado en los datos presentados en la encuesta, el 70.6% de la población aún considera que en su entorno hay personas contagiadas de COVID-19.
Por otra parte, un tema que se ha mencionado en la discusión pública es el aplicativo de pruebas para detección del COVID-19. A pesar de que se sabe, dicho por las autoridades gubernamentales, que sólo se realiza la prueba a aquellas personas que cuenten con síntomas graves o hayan estado en contacto con alguien que tenga COVID-19, el 66.4% de la gente estaría dispuesta a realizarse la prueba.

Gráfica 1

Gráfica 2

Gráfica 3
Otro elemento de información útil que ofrece la encuesta de Mitofsky es el sondeo de las actividades y formas de cuidado que tuvo la población ante la emergencia sanitaria. Como se puede observar en los resultados (gráfica 4), la mayoría de las personas tuvo necesidad de salir a realizar compras al mercado, donde, a diferencia de un supermercado, no hay control en el ingreso de la gente, no cuenta con las medidas sanitarias requeridas y es difícil cuidar la sana distancia, siendo estas tres medidas las que principalmente llevan a cabo las personas para disminuir el riesgo de contagio, como se puede observar en la gráfica 5.

Gráfica 4

Gráfica 5
Para reflexionar
Ante lo expuesto en el presente artículo, podemos observar que, aunque las cifras oficiales reflejan una tendencia a la baja sobre la enfermedad, la opinión de la población es, todavía, de temor al contagio. Lo anterior nos revela falta de información y/o desconocimiento, a lo que se puede aludir un fallo en las técnicas del gobierno federal para hacer llegar mensajes claros y consistentes a los residentes en México.
Por otra parte, se puede observar que las encuestas ayudan a conocer diversas aristas de la pandemia, desde el ámbito social, que son insumo valioso para que los gobiernos puedan diseñar estrategias para reforzar las medidas de seguridad sanitaria.
Finalmente, cabe resaltar que las encuestas son una herramienta importante para generar información faltante en cualquier proyecto y deben ser contempladas como un elemento clave en el marco del diseño de estrategias para la solución de un problema, basadas en análisis robustos respecto a la información recolectada de las encuestas.
No obstante, si la calidad de la información y el análisis no se traduce en una mejora en la toma de decisiones y en una eficaz difusión hacia la población, el trabajo realizado habrá sido en vano.