Panorama gris para el sector hotelero

Por Staff Brain

“¡Nos dejaron solos!”, exclamó un dirigente de una importante cadena hotelera en México. Así como ésta, muchas voces han manifestado su angustia y preocupación ante la tibia reacción de las autoridades para establecer planes y estrategias claras para el sector turismo, en medio de la peor crisis que ha enfrentado el sector en su historia.

El desdén hacia el turismo, en términos presupuestales, ha sido una constante, pues para un sector que aporta el 8.8% del PIB nacional, sólo se ha asignado entre el 0.4% y 0.5% del gasto programable en los ramos administrativos.

En 2012, el monto asignado al turismo fue de 5 mil 036 millones de pesos y, para el 2020, la suma estuvo en los 5 mil 034 millones de pesos, prácticamente sin cambios. Sin embarco, si consideramos la inflación acumulada en el transcurso de estos años, se tiene un recorte en términos reales a los recursos asignados de 36.1% por lo que cada año se puede realizar menos, esto sin incluir los nuevos ajustes al presupuesto.

Cabe recordar que la desaparición del Consejo de Promoción Turística de México (CPTM) y la ahora extinta idea de desaparecer los fines de semana largos, ha provocado incertidumbre y una sensación de abandono entre los diferentes actores del sector turístico.

Lo que parece que no se ha entendido es que el turismo es un sector de alta demanda de mano de obra que, aunque no sea calificada, sí permite a muchas familias en nuestro país tener un ingreso fijo y/o complementario a otras actividades que realicen.

Si bien la aviación y el ramo de alimentos y bebidas también se ha visto afectado, la hotelería sufrirá el embate más duro, ante la emergencia sanitaria del COVID-19. Al día de hoy, los hoteleros llevan dos meses (abril y mayo) sin obtener ingresos y con una ocupación hotelera que ronda entre 1% y el 3%. A lo anterior, se suma el mes de marzo con dos semanas de bajas importantes.

Por otra parte, varios establecimientos de hospedaje han sido utilizados para acomodar al personal médico o acondicionados para operar como hospitales y poder recibir a los enfermos por el COVID-19. No obstante, no se ha aclarado quién y cómo se solventarás los costos que están absorbiendo los hoteleros. El panorama en los próximos meses, definitivamente, no luce alentador, no solo por el temor de la falta de turistas en el corto plazo sino también en el mediano, ante la posibilidad de un rebote en el número de contagios del virus.

Aunado a lo anterior, el desempeño de la economía mexicano resulta preocupante. En los escenarios más pesimistas, se estima hasta una caída del PIB de hasta un 10%. Si empeora el panorama, los empleos no se podrán sostener. Los empresarios hoteleros ya estiman una perdida de alrededor de 100 mil puestos de trabajo, lo que daría paso a un proceso cíclico en el sector: los potenciales turistas no viajarán por falta de ingresos -ya que primero cubren sus necesidades básicas- y los hoteles no podrán recuperarse.

Será sumamente complicado que los hoteleros recuperen lo perdido en este bimestre, a pesar de las diversas iniciativas para dar inicio a la fase de recuperación del sector, como la creación de una certificación sanitaria, promociones agresivas de paquetes al 2 por 1, concursos en línea, entre otros, que tendrán poco impacto.

Ante esta situación, no habrá que preguntarse si van a cerrar las empresas sino cuántas. El grado de resiliencia de los hoteleros dependerá del ingenio de sus campañas de marketing, una dosis de suerte y esperar que las cadenas productivas no se rompan con la quiebra de las aerolíneas que podrían dejar con poca o sin conexión a muchos destinos turísticos, agravando la crisis.

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